Antes de ver esta exposición en el CAC de Málaga ya sabía que escribiría sobre ella. Jose Luis Puche es un artista que me gusta hace tiempo, es malagueño y además lo conozco personalmente y me cae muy bien… pues ninguna de estas tres cosas me ha llevado a escribir este post.  Escribo este post porque su nueva exposición «Como nieve que baila» me ha dejado con la boca abierta. Literalmente con la boca abierta. Hacía tiempo que no me quedaba atrapado ante un cuadro de arte contemporáneo como me atrapa las obras de Puche. Con un estilo propio completamente genuino y reconocible sus imágenes me emocionan, me ilusionan, me dejan unas veces pensativo y otros extrañado. No se lo que tiene que me atrapan ni quiero saberlo, solo quiero disfrutarlo y te animo a que vayas a verla y disfrutarla tú también.

«En el nombre de los pájaros» (2018) de Jose Luis Puche

«Como nieve que baila» son solo 29 pinturas muy diferentes entre sí, con un mismo estilo pictórico pero cada obra es una narrativa diferente, una referencia diferente o un mundo diferente. Hacía mucho tiempo que no veía una imaginación y una creatividad tan desbordante. He sido incapaz de encontrar una repetición o un tema igual a otro y sin embargo como los grandes artistas no hace falta ver su firma para saber que estás ante una obra de Puche. Se reconocen porque ha desarrollado una técnica entre el dibujo y la pintura muy particular. Si no lo he entendido mal primero dibuja con carboncillo de base grasa y luego moja el dibujo con abundante agua para que «chorree». Y sobre el dibujo que ha “chorreado” de forma no controlada vuelve a dibujar y vuelve a mojar. Así Puche realiza parte de la obra y el agua otra parte. Y como es un dibujante excelente, el dibujo se reconoce perfectamente aunque de él salgan líneas que el agua ha marcado borrando y distorsionando parte de la composición.

El jardín de Voltaire (2018)

Me encanta el resultado de su técnica pictórica, pero lo que me gusta de verdad son sus composiciones, algunas de las cuales me tiene  super intrigado y otras me tiene emocionado. Os contaré algunos de los cuadros que más me han gustado para animaros a ver el resto pero que quede claro que no hay dos obras iguales y eso es uno de sus mayores atractivos (además todas están muy “trabajadas”). Empezaré recomendando que busquéis «El jardín de Voltare» donde una bailarina en blanco y negro brota de un jardín colorido que nace del cielo y no del suelo. Una bailarina a la que no se le ve la cabeza ni la cara pero que está girado y brotando haciendo referencia a la última frase de la obra «Cándido» de Voltaire («debemos cultivar nuestro jardín»). Ese espacio vacío, casi un abismo bajo sus pies me ha dejado muy extrañado…

Full Stars (2017) de J. Luis Puche

Otro de mis favoritos es «Westside en santa Mónica» donde un surfista está cayendo desde una ola gigante. Será la pintura que ha arrastrado el agua o los vacíos ocupados  por el color negro, pero la sensación de angustia, de estar cayendo desde una gran pared, de una tragedia inminente es muy inquietante. Pero a pocos metros encontramos una imagen dulce y relajante, casi bucólica, con  un niño recogiendo flores al borde de lo que parece un tranquilo estanque. La obra se llama «Sabali» y es de 2016 de cuando comenzó con esta técnica de carbon-acuarelable por llamarlo de alguna forma. La técnica es la misma en los dos cuadros, pero en la obra del surfista la imagen te para el corazón y en la del niño te lo reconforta. Es un artista increíblemente rico en temas y composiciones y creo que esa variedad y riqueza es de lo que más me ha ¡gustado.

Caravan I

Y también están los cuadro digamos «surrealistas» o que te dejan una incógnita en el aire,  como una chica en color con la cabeza hundida de forma voluntaria en el agua de una playa. El cuadro se llama «Caravan I» por lo que ni el titulo te da una pista de lo que  se trata. Así que aun le estoy dando vueltas a esa camisa de cuadros verdes sobre un fondo oscuro que se va haciendo borroso según se aleja el primer plano (como una fotografía) mostrando  una capacidad de manejar con maestría una técnica tan escurridiza como es pintar con el agua. También que le estoy dando vueltas a un cuadro lleno de matices y elementos titulado «Full start» donde un tranquilo burgués bebe café en su sillón junto a un cervatillo mientras un periquito le sube por la pernera…  así contado parece absurdo pero cuando lo ves no puedes dejar de mirarlo, de intentar descifrarlo, de buscar interpretar la cantidad de elementos y detalles que tiene. No he podido evitar pensar en el surrealismo de Dalí.

Reforms in the museum (2017)

Estuve en la inauguración de esta exposición y varios amigos fotógrafos me llamaron la atención sobre un de los cuadros más pequeños titulado «Reforms in the museum». Se fijaron en la composición con puntos de fuga extremo igual que el punto de interés, como son las composiciones más modernas en fotografía. Cuando le pregunté a Puche por sus cuadros favoritos también me señalo (entre otros) esta pequeñita obra por que según me decía valora igual que los grandes formatos pues para él cada obra es única e importante. Y debo decir que es un ejemplo de lo que estoy diciendo, una obra atractiva que además muestra un museo en «reformas» donde lo único que se ve en cada cuadro es el título o el artista como si fuera eso lo importante y no la obra. Una tendencia del arte actual que Puche ha roto en mil pedazos con esta exposición y que aconsejo nadie se pierda.

Air 6 (2016)

Esta exposición es un gran salto para un artista malagueño que lleva años trabajando y haciendo las cosas muy bien. Te he contado 5 obras y son 29, dejándome atrás por ejemplo la obra estrella que es un tríptico de grandes dimensiones, una sensual mujer desnuda de espaldas y el rockero que mas fotografías ha acaparado en Instagram… ¿en serio te la vas a perder?

1 comentario

  1. Por otro lado, la nieve que baila proviene del cielo, como algunos de sus personajes, que podrán verse en la exposición, representados en pleno vuelo, explorando sus límites, situados entre ambientes netamente naturales donde se produce una exaltación poética de los sentimientos puros. Ejemplos de estos saltos al vacío o caнdas, en los que Puche intenta encontrar cuales son los límites y crear una inquietud entre lo sublime y la tragedia. En Air 6 (2016) y Counting Coup (2017) unos bañistas caen, sin que el espectador pueda ver hacía donde van o Westside in Santa Monica (2018), donde se observa la caнda de un surfista dando comienzo a la narrativa, no antes, en el momento en el que el espectador se plantea si el vuelo es sublime, que lo es, o si es trágico, que lo podría ser. También en Air 2 (2016) y Air 7 (2016) se aprecian imágenes en blanco y negro de como Puche ha detenido el aire y el tiempo como en una fotografía, como en Air 2 (2016) donde un palmeral se agita debido a la borrasca.

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