No soy lo que se dice un aficionado a Picasso… soy más bien un fanático de la obra picasseña. Y la culpa la tiene el Museo Picasso de Málaga y sus mediadores, que me llevaron en volandas hace 15 años por su primera exposición semipermanente y desde entonces ya no le pongo ojitos a ningún otro artista como se los pongo a Picasso. No fue una casualidad que la primera entrada de este blog hace ya 5 años, fuera con esa primera exposición, fue un agradecimiento. Pero semipermanente significa lo que significa, que cada cierto tiempo cambia la exposición dándole un quebradero de cabeza a los guías que se la tiene que estudiar y una alegría a todos los picasseños, que descubren nuevas obras y nuevas facetas del trabajo del genial malagueño. Y este verano del 2020 ha vuelto a cambiar con un comisario «invitado» muy especial, Pepe Karmel, uno de los mayores expertos mundiales de Picasso en el momento actual, traído exprofeso de New York.

«Diálogos con Picasso» es una exposición con 167 obras de Picasso, con una disposición museística muy novedosa (es decir rara), que en mi primera visita me desconcertó, aunque una vez entendida es realmente interesante. Lo explicare fácil, porque fácil es. Estamos acostumbrado a exposiciones con una de estas dos opciones: cronológicas con las obras ordenadas por fecha de creación; o temáticas con obras de cualquier fecha, pero con el mismo tema. Pues esta exposición mezcla ambas. Y estoy convenido que se debe a un conocimiento profundo de la forma de trabajar de Picasso por parte de los comisarios. No creo que se pudiera realizar esta «estilo» museístico con otro artista.

Picasso tenía épocas donde evoluciona y revolucionaba, cambiando de estilo y creando nuevos caminos. Y en cada una de esas épocas, aunque solía tocar temas diversos, podemos destacar algunos temas específicos. Lo que han hecho los comisarios es amoldarse a ese cambio constante de estilos (exposición cronológica) pero con temas fijados (exposición temática) para explicarnos cada estilo picassiano con un tema concreto.

Se ve muy bien esta forma de exponer en la sección de bodegones cubistas, una sección donde hay obras tanto de cubismo analítico como cubismo sintético, todas de la misma época y todas bodegones. Con esta idea puedes comprender y disfrutar muy bien del cubismo al ver como evoluciona con el tema concreto de los bodegones. Lo mismo con la época llamada «clásico picassiana» donde todos son retratos de esa época… pero no hay bodegones. Y todo es igual, pequeñas secciones con obras que dialogan entre sí, que se relacionan por el tema y por el estilo permitiendo apreciar los cambios y evolución del artista, sin salirse de un pequeño espacio o una «medias sala». Con secciones tan sugerentes como «El minotauro y otros monstruos», «Miradas implacables», «Bestiario», «Anatomía del terror » o «El niño sabio», la exposición te lleva de un tema a otro de forma fluida y sencilla a pesar de lo complejo de algunos «diálogos». Es tan creativa, enriquecedora y picassiana esta forma de montar una exposición, que me ha parecido tan genial como la obra del propio artista.

Y si la forma me ha dejado muy satisfecho (tras la primera sorpresa), el fondo de la exposición que son las obras expuestas, me ha llevado al paraíso. Pinturas, esculturas, grabados, dibujos… y hasta un tapiz de las «Señoritas d´Avignon» a tamaño natural, que elaboró para Picasso una empresa especializada. Tapiz que se ha expuesto en muy contadas ocasiones y que el genio malagueño tuvo en su poder hasta su fallecimiento. En este enlace (AQUI) a la web del museo están todas las secciones de la exposición y algunas de las obras de cada una de ellas. Puedes consultarla para una visión general que yo me voy a dedicar a comentar algunas de las obras que más me han enamorado. Solo algunas, pues como he empezado diciendo, no soy un aficionado a Picasso soy un fanático… y es por culpa de exposiciones como esta.

Nada más entrar en la primera sala, te salta a la vista por colorido y por tamaño el tapiz ya mencionado de las Señoritas d´Avignon realizado por el taller de Jacqueline Dürrbach. Como curiosidad diré que los colores y rayados no son exactos al original, porque partieron de una postal algo descolorida. Un cambio que le hacía mucha gracia a Picasso, que siempre defendió que las obras tras salir de sus manos evolucionaban y cambiaban por los ojos del espectador…. o del artista que la versionaba como es el caso. Pero que el gran árbol no impida ver el bosque, porque este tapiz está rodeado de varias obras de figuras femeninas cubistas, previas y posteriores a las «señoritas», que dialogan con el tapiz mostrando como fue el proceso creador de Picasso durante la etapa cubista analitica. Y se ve el proceso con el tema de la figura humana cronológica y temática al mismo tiempo como ya he explicado. Hay un pequeño «Desnudo de una mujer de pie» de estilo cubista hermético, donde la figura se abre, sin bordes, sin limitación que contenga la propia figura que es una joya con la que descubrir cómo Picasso se acercó al borde de la abstracción… y se volvió para atrás. ¿He dicho ya lo mucho que me ha gustado esta nueva colección?

Ya he mencionado los bodegones cubistas, que tocan más el cubismo sintético, en los que la obra estrella es una escultura de una copa de absenta que revolucionó el mundo de la escultura… pero a mí me ha gustado más un bodegón puntillista. Puntillista y cubista al mismo tiempo, una de esas obras en las que Picasso abusaba de esa capacidad casi «divina» de mezclar estilos y conceptos con resultados geniales. Que no se te pase esta joya cubista admirando al final de este pasillo las «Tres gracias», una grisalla gigante de la época clásica que te envuelve con la suavidad de la ropa y la caída de ojos. Y con la belleza clásica griega, tan especial, tan antigua y tan moderna que consiguió Picasso en esta obra. Otra maravilla.

Sala de Cerámicas de la exposición «Diálogos con Picasso»

Y ya en la planta alta, han montado una sala entera de cerámicas un poco apartadilla del resto de salas y que debes intentar no perderte. Es una colección completa de estilos, formas e innovaciones sobre cerámica que hizo Picasso en los últimos años de vida. Una sala que por sí misma es una exposición completa, dentro de la exposición general.

Pero no quiero dispersarme, porque tras buenas salas con obras de minotauros, metamorfosis de mujeres desnudas y las miradas implacables de Dora Mar hay una sala donde he estado más de media hora. En ella, están juntas dos secciones diferentes pero complementarias, «La anatomía del terror» con oscuros rostros sufriendo la segunda Guerra Mundial frente a los «Rostros de Guerra y paz» con varios retratos de Françoise Guillot, la mujer flor en plena época de bonanza. El diálogo de estas obras, oscuras y tristes unas juntas a otras llenas de color y optimismo cabalgan por los sentimientos de Picasso y sus obras en una de las épocas más complicadas y más creativas de su vida, la gran guerra y la postguerra. Y te llevan a ti a cabalgar con ellas. Una exposición de diez.

Obras de «Regreso al mediterráneo»

Me voy a saltar «El bestiario» y «Los paisajes carnales» por no extenderme demasiado, para llegar directamente al «Regreso al mediterráneo» donde dos espectaculares obras de una mujer sentada en cada una de ellas confrontan dos maneras muy similares y al tiempo muy diferentes de componer de Picasso. Por un lado, Jacqueline sentada con todo el protagonismo al rostro en una visión doble y una construcción del cuerpo en un solo bloque, frente a la mujer sentada de su derecha donde es el cuerpo el que se construye a base de fragmentos y planos dobles, con el rostro en una deformación más propia de un solo plano del surrealismo más que del cubismo. Estas dos obras juntas son para hacer todo un estudio de la obra tardía de Picasso, donde pasaba de un estilo a otro y construía obras con diferentes estilos según su propio criterio en un fluir de todas las técnicas que durante años había aprendido… o que él mismo había creado. En esa sala hay escultura, pintura, alfarería y grabados que es todo lo que hacía Picasso de forma fluida en estos últimos años. Pero como es seña de identidad de esta exposición, todo lo de esta época lo muestran con un tema común, en este caso el mediterráneo.

Vamo casi a finalizar con una de esas obras qué te parece que cualquier niño de cinco años puede copiar, pero que solo un genio como Picasso puede crear. Me refiero a la «Cabeza de mujer con sombrero», un grabado al linóleo, una de las técnicas más difíciles del grabado en los que Picasso ha montado un juego visual. Colocado de forma vertical es una mujer con un sombrero, pero si lo pones horizontal, es un paisaje con un lago, un bosque y bañistas desnudas. ¡Es increíble!. Pero lo más increíble es que junto a uno de los grabados, se han traído la plancha original que el propio Picasso coloreo para que se viera mejor el paisaje al ponerlo en formato horizontal. Temas, estilos, forma de trabajar, creatividad, obras originales…. Picasso en estado puro.

Terminaré recomendando comprar el catálogo de la exposición. No por tener fotos de las obras y su disposición, sino porque es un auténtico ensayo sobre la obra de Picasso y la trayectoria de toda su vida. Cada tema (sección) está explicado pasando de lo concreto a lo general lo que lo convierte en algo más que un catálogo. De hecho, estoy convencido que primero han ideado el catálogo y el desarrollo de las ideas de la exposición y luego lo han documentado con las obras creando un verdadero diálogo entre la teoría y la práctica, entre la creatividad del genio, sus temas y estilos. El resultado es que han conseguido mostrar trazo a trazo, sala a sal, toda una vida de creación del mayor genio del siglo XX, Pablo Picasso.

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