
Me encantan los cuadros que te cuentan una historia. Una historia completa, con detalles, con escenas secundarias, con lo que pasó y lo que pasará. Y esta magnifica obra del Museo del Patrimonio Municipal de Málaga es un buen ejemplo, un precioso ejemplo. Y también un ejemplo grande porque el cuadro tiene tres metros de largo por dos de alto.
«El alegato» cuenta la historia de una madre que no quiere que su joven hijo sea alistado de forma forzosa para la guerra. Y aunque la escena central esta muy iluminada para que sea en lo que mas te fijes, os pido que miréis lo que ocurre al fondo a la derecha pues es donde están tallando a un chaval y su cara no es precisamente de alegría. Ese es el futuro, en el centro el presente, el alegato de una madre para que su joven hijo no vaya a la guerra. Y no hace falta que os diga lo que esta alegando pues con ver la ropa pobre y raída, el bebe pequeño y los brazos huesos de la madre de tanto trabajar lo podéis tener claro. El alegato es claro, necesito a mi hijo para traer pan a casa porque no hay un padre.
Y esa escena esta redondeada por el resto de los espacios que completan esta historia de un hijo huérfano de padre llamado a filas. Veremos una mesa con el soldado de rango que no se está creyendo nada y el escribiente con cara de aburrido y fastidiado porque lo están entreteniendo y queda mucha cola de mozos… quizás si hubiera unas monedas de por medio. Y al fondo las autoridades del pueblo, la garantía de que se cumple la ley bajo el cuadro de Fernando VII un rey absolutista que metió a su pueblo en mas de una batalla por su propio interés.
Me gusta como esta pintado, usando la luz para destacar las cosas más importantes que son la escena principal y el militar sentado. Muchos detalles en la escenas importante y sin embargo en las escenas accesorias difumina la pintura para que no destaque tanto por su realismo. Me gusta mucho como juega con los colores porque ha pintado a la familia pobre con colores grises y oscuros y a los militares y alguaciles con ricos colores para que sus ropas parezcan ricas y de dominio (el rojo es color de poder). Y si nos fijamos en el juego de miradas la composición del cuadro es sublimen. El mozo avergonzado mira al suelo, la madre mirando de frente al soldado encarandolo y alegando y todos los demás distraídos y fastidiados mirando cada uno a un lado diferente. Y el funcionario que cierra los ojos a lo que esta ocurriendo no se si aburrido o como no queriendo mirar.
Una historia completa, con muchos detalles, con buena composición, colores equilibrados y todo una universo de miradas. Me gusta mucho este cuadro de grandes dimensiones, una verdadera joya del MUPAM de Málaga. Si no conoces el museo te animo a visitarlo porque merece la pena aunque sea solo por ver este cuadro.
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