Dicen que esta mal traducido el titulo «Guerra y paz» de la novela de León Tolstói. Lo mas correcto sería traducir la palabra rusa «mir» (que hemos traducido por «paz») por «sociedad» o «humanidad». Y lo dice el catalogo de una de las mejores exposiciones de la Colección del Museo Ruso en Málaga que ha llegado hasta la fecha a la ciudad. Aunque me estoy dando cuenta que todos los años digo lo mismo de las nuevas exposiciones de este museo… y es que el Museo ruso de Málaga nunca deja de sorprenderme y de admirarme por la gran calidad de las obras que trae a nuestra ciudad, y por lo moderno de su discurso cambiante cada año. Deja que te lo cuente.

«Guerra y paz en el arte ruso», que así es como de verdad se llama la exposición 2021-22 (sabéis que cada año en primavera hay una nueva exposición en este museo) es básicamente un recorrido por las guerras importantes que ha librado Rusia como nación en los últimos ocho siglos. El genero de guerra en el arte siempre ha sido muy cuidado y alabado por las grandes potencias, con obras gigantescas que ocupan paredes completa, mucha pólvora, mucho héroe y mucha alabanza al vencedor. De los santos guerreros y el periodo tumultuoso del siglo XII ruso a la segunda guerra mundial , las cuatro secciones dé esta exposición, corresponden a guerras agrupadas de forma cronológica a siglo por sección (excepto la primera sección que abarca varios siglos).

Dicho esto, dicho todo… si lo que queremos es quedarnos en un análisis superficial de un discurso, que va mucho mas lejos que el mero relato histórico. Como ya he dicho, en el catalogo de esta exposición hacen referencia a la obra de León Tolstói «Guerra y paz», que para el que no lo sepa, es una de las primeras obras literarias pacifistas de la historia. Tolstói a base de relatar los horrores de la guerra, el sufrimiento de la población civil y el de los propios soldados, quería hacer reflexionar sobre la barbarie que suponía las contiendas bélicas. Y esta exposición del Museo Ruso de Málaga sigue de forma silenciosa y sosegada ese discurso, solo visible para el que quiera ver mas allá del pincel.

En las primeras salas, donde se representan las batallas más antiguas, todo lo que veras son guerras con grandes vencedores y pobres vencidos. Pero pronto empiezas a descubrir cuadros donde también hay algunas victimas, población de refugiados o heridos de guerra… que no tiene el glamour del guerrero precisamente. Según avanzas en la exposición este relato se hace mas fuerte hasta que llegas a un cuadro que creo es clave en este discurso: «Montañeses abandonan el aúl al acercarse las tropas rusas» (1872) de Piotr Gruzinski. En esa obra de magnifica factura, unos refugiados de guerra huyen con anciano, mujeres y niños de su pueblo con lo puesto. No hay épica, no hay tampoco drama desbordado, hay un realismo que se acentúa con el magnifico tratamiento de la luz y el color del artista. Un realismo crudo y fiel.

A partir de ese cuadro, incluso en los cuadros de épicas batallas, encontraras con facilidad muertos apilados en los primeros planos, soldados malheridos y la suciedad de las contiendas. Cuando te acercas a la primera y segunda guerra mundial, guerras donde las masacres a la población civil fueron seña de identidad, estos cuadros reaccionarios a la guerra se multiplican. Pero todo se hace en un continuum lento, casi imperceptible llevándote de la gloria de la guerra a la conciencia de humanidad. Hay una sala casi al final, donde todos los pintores representados sobrevivieron al sitio de Stalingrado en aquel trágico invierno de 1943… mostrando la exposición lo pintaron cuando todo termino. La exposición por calidad artística y por discurso expositivo, es de lo mejor que se puede ver actualmente en España posiblemente. Y no tengo mucho mas que añadir.

¿Y de arte no hablamos?

Vale si que añadiré algo más. Me parece importante señalar, una vez explicado el discurso tan potente y exquisito, que el mismo está apoyado en obras de arte de una calidad increíble, incluida varias obras maestras del arte ruso. Señalare algunas de ellas porque además me apetece escribir también sobre arte, aunque estoy seguro que nada mas ver las obras que voy a señalar las vais a reconocer de inmediato como de las mejores.

Empezare esta parte mas «artística» de este post indicando que las obras están expuestas según las guerras a las que hacen referencia y no necesariamente a la época en las que fueron pintadas. Eso se percibe desde la primera sala donde tras dejar atrás tres iconos magníficos de santos guerreros (con San Jorge a la cabeza) nos encontramos con «La entrada de Alejandro Nevski en Pskov después de la Batalla del Hielo» de Vladimir Serov, una obra que hace referencia a un suceso del siglo XV pero que esta pintada en 1945. Quedaros un momento frente a esta maravilla y mirad como ha pintado la nieve, las ropas de terciopelo, la diferencias entre pobres y ricos, las campanas… La pincelada, de estilo impresionista crea una increíble sensación de naturalidad, de frio, de movimiento que no solo es por la composición. Es una obra magnifica que contrasta a nivel artístico muchísimo con la dulce, suave y escondida pincelada realista del cuadro que tiene a su derecha, titulado «Últimos minutos de la vida del príncipe Mijail de Chernigov» de Nikolái Lósev. Comparar ambos cuadros de luz, de composición y de movimiento es una autentica delicia porque ambos son obras geniales en el estilo que fueron pintados.

Como delicia es la obra «El asedio de la Laura de la Trinidad y San Sergio»(1891) de Vasili Vereschaguin, que relata una defensa de un convento fortificado donde 1600 hombres tuvieron a raya a 30.000 del falso Dimitri III. La obra muestra un primer plano con un nivel de detalle de gran virtuosismo (mirad el suelo de ladrillos) lleno de soldados heridos o cansado, bendiciones de iconos y todo un sinfín de situaciones y realidades. Detened vuestra mirada en la esquina inferior izquierda con una maternidad y un niño jugando junto a armas rotas y una maleta…. la lucha por defender la vida junto con la inocencia ajena a esa lucha. Sin duda una de mis obras favoritas de toda la exposición.

Voy a dar un buen salto para no extenderme mucho en el post, pero no dejéis de ver como se ha pintado la luz en «Consejo de guerra en Fili» (1880) de Alekséi Kivshenko, sobre todo como ha hecho rebotar la luz en el mantel blanco iluminando la cara de algunos soldado. Y tampoco os perdáis la composición triangular y el genial movimiento conseguido en «La hazaña de Leonti Korennoi» (1846) de Polidor Barbáiev. De verdad que esta exposición es de dedicarle una mañana tranquilamente disfrutando de arte de primer nivel.

El salto es para llegar a una obra ya comentada antes, «Montañeses abandonan el aúl al acercarse las tropas rusas» (1872) de Piotr Gruzinski, con una linea diagonal que marca toda la exposición de un grupo de refugiados que huyen de su pueblo en llamas. La mujer de blanco en el centro de la composición marca de nuevo una maternidad, pero el realismo con el que están realizados lo bueyes, las caras y las barbas, junto con los movimientos tan bien conseguido de los hombres que empujan a las carretas le dan a esta obra una fuerza y una belleza que me ha dejado sin palabras. No hay foto que pueda suplir el ver esta obra en directo. Aconsejo situaros en su lado derecho, porque por el tamaño y forma de componer parece que el primer buey se te viene encima. Te dan ganas de huir junto a estos refugiados. Obra maestra sin duda.

Otro salto para irnos a tres obras de Vasili V. Vereschaguin, un pacifista que vivió la guerra en primera persona y que fue muy polémico por como mostraba la misma… con la indiferencia del vencido. La obras mas grande es «Shipka-Sheinovo» (1890) donde cientos de cadáveres yacen abandonados como despojos mientras se celebra cerca la victoria. Ha utilizado u truco compositivo muy interesante, que es poner los muertos en montón haciendo zig-zag lo que produce mucha profundidad a la composición Es genial, como geniales son dos pequeños cuadros a su lado donde un soldado se fuma un cigarrillo tranquilamente junto a soldados enemigos con balazos en la cabeza o dos soldados turcos se ríen de una soldado decapitado. Tuvo muchos problemas este artista por pintar así en plena guerra. Pero alguien tenia que hacerlo y el museo ruso nos lo esta contando.

Voy a parar a respirar porque cuando empieza las dos guerras mundiales y la revolución rusa comienza el arte contemporáneo que cada vez me gusta más… y con lo que han traído a esta exposición se han ganado en mi un amigo para toda la vida.

Señalaré, como buen picasseño enamorado del cubismo, la obra cubo-futurista «La guerra alemana» (1915) de Pável Filónov. Aconsejo primero mirar esta obra desde lejos y después acercarse poco a poco, porque según te acercas empiezas a descubrir y un montón de caras, piernas y brazos amontonados en lo que parece un amasijo de cuerpos con colores herrumbroso que no es mas que el barro mezclado con la sangre. El cuadro, inspirado en las trincheras de la primera guerra mundial es asfixiante, como tuvo que ser una trinchera, consiguiendo un movimiento que el cubismo de Picasso no tenia y en el que Filónov fue precursor y maestro. No me imagino la dificultad de hacer un cuadro como este con un numero de planos múltiples que parece imposible, algunos muy pequeños, como mil cristales rotos reflejando una dura escena de guerra.

Muy cerca encontraremos el cuadro «Caballería roja» (1932) de Malevich del que no voy a hablar porque da para un post aparte. Solo diré que en la historia del arte, la importancia de esta obra es equivalente a las «Majas» de Goya o a «La noche estrellada» de van Gogh, de hecho es el cartel de la exposición. Y que tenemos la suerte de tenerla por segunda vez en Málaga. Ahí lo dejo.

Prefiero contaros el cuadro «Un fascista pasó volando» (1944) de Arkadi Plástov porque este cuadro fue elegido para presidir importante encuentro entre los lideres de la URSS, Inglaterra y EEUU en plena II Guerra Mundial (Conferencia de Teherán). Se reunían los primeros ministros de Rusia, Inglaterra y EEUU para decidir un frente común contra el fascismo y los rusos decidieron poner en la sala una obra que los convenciera a todos. Mira el niño asesinado sin razón, el perro llorando a su lado, el avión alejarse como si nada… e intenta no llorar.

Justo a un metro de esta obra se entra en la sala de artistas que vivieron en primera persona el hambre, el frio y el miedo del sitio al que los nazis sometieron Stalingrado. Un cuadro celebra al fondo la victoria final pero todos los demás son del color del dolor y la desesperación y sin embargo los artistas han sacado belleza. Mi favorito es «Leningrado. Año 1941» de Andréi Mílnikov (del que hay otra obra en una sala mas adelante también muy interesante), pero seguro que vosotros encontráis mas de uno que os llama la atención. Este Museo Ruso en Málaga es todo un lujo sin lugar a dudas.

Tres obras de Gueli Kórzhev

Terminare con la ultima sala recomendando mirar de frente a las tres obras de Gueli Kórzhev de soldados que han vuelto del frente. Ese viejo soldado acostado sin poder dormir, con cara atormentada mirando al infinito, mientras a su lado su mujer descansa creo que resume muy bien el final de esta exposición… y el de cualquier guerra. Ahora si que, aunque en esta exposición hay mucho más que ver, yo no tengo nada más que decir.
No os la perdáis

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