Dicen que hay un libro “secreto” del que bebieron los principales artistas de las vanguardias de principios de siglo. El libro se llama “Expresiones de la locura” (1922) de Hans Prinzhorn, un médico psiquiatra que además era historiador del art. Esa doble vocación le llevo a recopilar miles de dibujos realizados por enfermos mentales de todo el mundo y busco puntos en común, el arte de los que no saben de arte. En cierta manera hablaba de un arte puro por lo de  no académico, un arte  espontaneo y poco dirigido por la razón como el que hacen también los niños de guardería. Loco o genio, encontró en esos miles de dibujos puntos en común, característica y similitudes (frontalidad, repeticiones, torpeza en el dibujo y libertad en el manejo de los colores) con la que monto toda una teoría del arte en bruto, arte sin domesticar por las academias de arte… es el Art Brut.

Art brut en el Centre Pompidou de Málaga

Dicen que Paul Klee, Max Ernst o Pablo Picasso sacaron ideas de este libro en su búsqueda de romper con el arte clásico y buscar nuevas fuentes más originales y primigenias. Puede ser. Pero hubo un artista muy singular, imposible de domesticar por academias ni reglas, que cogió el testigo del arte en bruto y lo convirtió en Art Brut, así, con mayúsculas. Este artista es Jean Dubuffet y en el Centro Pompidou de Málaga tenemos este verano una temporal de categoría con muchas de sus obas más importantes. Y aunque a mí el art brut nunca me ha gustado, tengo que reconocer que esta e una exposición muy buena e interesante, por eso te la voy a contar.

Entrada a la exposición «Dubuffet. El viajero sin brújula»

La expo se llama “Jaen Dubuffet. El viajero sin brújula” titulándose como uno de sus cuadros pero que además es casi el lema que fue su vida. Artista francés de mediados del siglo XX ando experimentando aquí y allá hasta desarrollar varios estilos y técnicas diferentes. Pero con una idea siempre en la cabeza, que es la del arte sin reglas, la del arte primitivo o en bruto. Aunque parezca mentira, fue capaz de andar al menos en cuatro “estilos” diferentes todos de art brut… Sí, lo he dicho bien, hay hasta cuatro formas de pintar sin saber pintar. Y en el Pompidou lo han contado muy bien habilitando cuatro salas, una por cada uno de los “estilos”. Aunque no me guste el Art Brut tengo que reconocer que cuando ves al mejor artista de un género te rindes a sus pies o al menos descubre cosas interesantes y desde luego aprendes todo lo que no te enseña los libros. No hay nada como el arte en directo, no me cansare de decirlo.

«Retrato oscuro de Pierre Matisse» (1947) de Jean Dubuffet

La primera sala es la de “Retratos” y es la que menos me ha gustado porque todavía se ve un pintor que ha aprendido intentando hacer como que no ha aprendido… es mas de su primera poca y aunque hay obras muy famosas son de esas cosas que te das cuenta que fueron importantes porque fue el primero que las hizo más que por la obra en sí. Destacado el “Retrato oscuro de Pierre Matisse” y el “Retrato de Dhotel” que están en todos los libros que he consultado y que han venido a Málaga… y no me han gustado.

«Aguas, Piedras y Arena» (1959) de jean dubuffet

Pero donde me he quedado bastante perplejo y admirado ha sido en la segunda sala llamada “Turbulencias de la materia” que son litografías. Resulta que tuvo hasta dos imprentas donde reproducía el arte hecho con tierra, agua, migas de pan, hilos o simples chorreones dejados a su libre evolución con un resultado plástico realmente precioso. Han traído un número muy grande de obras porque al ser de tamaño folio dan para poner muchas y prácticamente han empapelado dos paredes de la sala. Estas me han hecho disfrutar un buen rato estando entre la abstracción y el murmullo del agua que parece que puedes tocar. Son la serie litográfica “Fenómenos” y “Aguas, piedras y arena” que vendían en carpetas o sueltas y de las que no se porque apenas hablan los libros de arte cuando es de lo más chulo de este artista. Hay que visitar los museos sin lugar a dudas.

«Tren de pendulos» (19659 de Jean Dubuffet

Pero ha sido la tercera sala donde me ha metido en el bolsillo el art brut de la mano del que invento el término. Y no por belleza si no por la originalidad y porque es verdad que se puede hacer un arte “espontaneo”. Estoy hablando de lo que Dubuffet llamo “L´Hourloupe” (no he encontrado traducción aceptable) y que yo le llamaría dibujitos con un boli bic… que de hecho fue como se originó. Dicen que estaba Dubuffet hablando por teléfono y con un boli haciendo dibujitos en la típica libreta que antes teníamos todos para coger nota junto a los teléfonos fijos cuando pensó: “aquí hay arte bruto”. Y eso es lo que hace, dibujos con rojo, negro o azul (como los bolis bic) con trazo que parece continuo, a base de rayas y curvas hasta representar cosas cotidianas de las que tenemos a la vista. Increíble y bello un “Tren de péndulos” con relojes deformados, increíble una “Hornilla de gas” con forma de calavera e increíble “la “Oleada de lo virtual” que todavía no sé lo que es y eso que estuve un buen rato mirándolo.  Para Dubuffet un nuevo lenguaje pictórico, que esta la mano de todos, pero pocos lo reconocerían como arte hasta que un loco o un genio lo hace a gran escala y lo cuelga en un museo. Esta sala si me ha molado mucho.

«El curso de las cosas» (19839 de Jean Dubuffet

La exposición termina con sus últimas producciones, algunas realizadas cuando tenía ochenta años llamadas “Miradas” y “Psicositios” con estética muy cercana a la obra de un niño. Dibujos sin escalas, con colores repetidos y serpenteantes sin definición que han sido mofa de los que no les gusta el arte contemporáneo pero que tras ver la trayectoria de este artista yo miro con respeto. En esta sala hay una obra gigantesca que impresiona, titulada “El curso de las cosas” realizada para el pabellón francés de la Bienal de Venecia de 1984 (Dubufet tenía 83 años). Obra gigante que te envuelve y arrastra con trazos rojos y azules. Aunque lo alucinante es que Dubuffet no tenía espacio ni fuerza para manejar un lienzo tan grande y lo realizó con hojas de 67×100 que fue ensamblando unas con otras dándole continuidad a todos los trazos que “desordenados” pero que parecen hechos de una sola vez. Una ordenación del caos, una ordenación del arte, una ordenación de la belleza bruta del color y la fuerza que es en lo que ando buscando toda la vida este viajero sin brújula que fue Dubuffet. Una exposición muy recomendable… aunque no te guste el art brut.

2 comentarios

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