Cada vez que voy a una nueva exposición del Museo Ruso de Málaga, es como visitar una hermosa ciudad desconocida. Conozco el arte griego, romano, barroco e incluso árabe. Conozco las obras de los impresionistas, cubistas o surrealistas… ¿pero quién ha oído hablar de Ilía Mashkov, Natalia Goncharova o Mijail Popov. Artistas todos de una calidad extraordinaria, del otro extremo de Europa, que año tras año nos van descubriendo en este museo y que nos va enganchando y enamorando . A veces pienso, que no se  como he podido vivir tanto tiempo sin conocer la obra de Konstantin Makovsky , que junto con Kandisky al que sí conocía, se ha convertido en mi «más favorito» artista ruso. Pero esta vez es distinto, esta vez el nombre de Nikolái Roerich me sonaba… ¿pero de que? Porque del arte no era.

La Bandera de la Paz

Nikolái Roerich es el padre de la defensa del patrimonio histórico de la humanidad…. y además pintaba. Nacido al final del siglo XIX se formó como abogado y como pintor pero comenzó trabajando de arqueólogo, una extraña mezcla que le llevó a amar el patrimonio y plantearse su defensa desde las leyes. De hecho, el primer gran pacto entre naciones lleva su nombre el Pacto Roerich.  Así dicho, parece todo muy serio y formal, pero al ver su obras es evidente que era cualquier cosa, menos un tipo serio en un despacho. Porque Roerich era un filósofo viajero, un hombre que desde joven buscaba un nexo de unión entre todos los seres humanos. Primero recorriendo Rusia y luego todo Oriente, de la India al Nepal o China. Viajes en los que pasó de reafirmarse en el que el patrimonio era un nexo común, hasta que fueron los monjes,  el viento, el sol y las montañas las que lo llevaron a buscar el lugar perfecto, un paraíso en la tierra llamado Shambhala. Eso es esta exposición, el viaje de vida de uno de los hombres más interesantes que ha parido Rusia.

«La isla sagrada»

«Nikolái Roerich. En busca de Shambhala» es un viaje pictórico por toda la vida de su creador. Durante toda su vida estuvo pintando mientras reflexionaba sobre patrimonio, orígenes del ser humano y la espiritualidad. La primera parte de la exposición es el comienzo de su viaje en los que busca las raíces arcaicas de Rusia expresados con cuadros como «Ídolos» de 1901 donde ya se vislumbra que los colores vibrantes y el simbolismo va a ser una de las características de su arte. Tras recorrer decenas de lugares en Rusia, una enfermedad  le lleva una temporada a Finlandia, reflejando un amarillo intenso característico de ese país en su obra «La isla sagrada» que es de las más bellas de la exposición . Y estando allí, le pilla la revolución rusa emigrando a EEUU donde llegó a tener un museo propio.

Tras interesantes obras llenas de fortalezas y  soldados comienzan las imágenes de la naturaleza y la espiritualidad. Buscad el cuadro «Un beso a la tierra»  y descubriréis lo que es el amor por la belleza de la naturaleza. Un cuadro de verde intenso que refleja el mismo amor que  «Un molino en las montañas» de un intenso tono azul. Mira los cuadros y después mira la técnica con la que están hechos… si, témperas!. Una locura contando que es una técnica con mucha agua de la que es muy fácil sacar colores intensos o perfilar bien las líneas sin que se extienda el color sobre el papel.

Equipo de mediación del Museo Ruso , de los mejores de Málaga

Poco a poco va llegando el mundo religioso, aunque antes aparecen obras para telones y vestuarios de teatro. Es una artista muy curioso pues mientras ahondaba en las raíces del pueblo y del alma, era socialmente muy reconocido y buscado por sus telones de teatro. Buscad la Doncella de la nieve y el Abuelo frío (una especie de Papa Noel). Fue Roerich el que creó toda la escenografía para la «Consagración de la primavera» de Igor Stravinsky, un auténtico todoterreno porque mientras hacía todo esto estaba elaborando leyes y protocolos para la defensa del patrimonio que acabó cristalizando en el primer gran pacto internacional sobre este tema.

En busca de Shambala

Las siguientes salas son ya la espiritualidad, con obras donde aparece Buda, Mahoma, Jesucristo… hablaba de espiritualidad, no de religiones. Buscaba el mundo perfecto, un lugar especial, el sagrado Shambala. Defendía un mundo donde no caben todos los hombres o no cabe ningún dios… Hay cuadros maravillosos en esta zona, de un equilibrio, dulzura, serenidad y color increíbles. Solo roto por una obra donde se ve la segunda guerra mundial a lo lejos, tras un bosque, rompiendo toda la armonía.

Obras para el comedor de la residencia de F. G. Bazhanov en San Petersburgo

Increíbles son unas obras gigantes, de entre 5 y 7 metros, de héroes mitológicos, realizadas para el comedor de la residencia de F. G. Bazhanov en San Petersburgo, que hoy es una biblioteca. Voy a insistir en que estas obras están hechas con temperas no con óleo, uno de los motivos por los que los expertos dicen que Roerich ha sido el mejor artista en este estilo. Aconsejo leer las cartelas con las leyendas que cuentan estos paneles gigantes porque son cuentos y leyendas rusas que pueden ser interesantes para los que les guste la cultura de este pueblo tan maravilloso que es el pueblo ruso.

Nikolai Roerich un paisajista emocional

Tengo que confesar que el final de esta exposición es la que más me ha gustado a pesar de que no dispone de grandes e importantes obras, Sin todas obras hechas en plena montaña, de viaje por oriente o de regreso de alguna nueva búsqueda de la espiritualidad la forma en la que pinta la nieve, el sol o el cielo Roerich es literalmente imposible de hacer. Pero lo hace.  Dicen los mediadores del museo que es un «paisajista emocional» y creo que no hay mejor manera de definirlo. Algunas obras pequeñas realizadas en mitad de un camino, el Museo Ruso en Málaga ha colocado todas juntas conjugadas de una manera que parecería un desfile de moda ordenado para crear una armonía de colores perfecto. No se vosotros, pero yo he viajado por las montañas y he acabado buscando el Shambala entre los cuadros de Roerich.

Terminaré pidiendo a mis lectores que si van a la exposición leyendo estas letras , no se olviden justo antes de terminar , mirar hacia el techo. Verán una bandera con una circunferencia con tres círculos rojos en su interior, que es la primera foto de este post. Seguro que han visto mil veces este símbolo, lo creo Roerich. Buscad su significado y cuando lo encontréis , sabréis porque esta exposición y este post habrán merecido mucho la pena.

Recomendé esta exposición en la Cadena SER , puedes escuchar aquí el podcast:

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