«Alexéi y Andreas Jawlensky: La aventura del color» en la Colección del Museo Ruso

Reconozco que hasta hace pocos días no tenia ni idea de quien era Alexéi Jawlensky ni su hijo Andrea. Pero tras visitar la nueva temporal de la Colección del Museo Ruso en Málaga ya ocupan un lugar preferente en mi lista de pintores favoritos de todos los tiempos. Lista que se esta llenando de artistas de nombres impronunciables, por culpa de  este museo que esta educando mis gustos de la mejor manera posible: trayendo buenas obras de grandes artistas rusos. De hecho en esta exposición no solo hay obras de estos dos pintores, si no de otros coetáneas rusos que para sorpresa mía me empiezan a sonar, gracias a que algunas de sus obras ya fueron expuestas en años anteriores en este museo. Si la Colección el Museo Ruso en Málaga pretende ser un órgano de difusión del arte ruso lo esta consiguiendo, eso si con esfuerzo, trabajo serio… y con exposiciones para disfruta.

«Alexéi y Andreas Jawlensky,  la aventura del color» es una muestra de todos los periodos , a modo de biografía artística de estos dos pintores que fueron padre e hijo. A priori el mas importante fue Alexéi, el padre, que nacido en Rusia se traslado a vivir a Alemania siendo el fundador junto con Kandisky del importante grupo llamado «Jinete azul». Quiero recordar que la exposición anterior de este museo ha estado dedicada a Kandisky con lo que ambas exposiciones se complementan de forma magistral. Y después esta su hijo Andreas que siempre intento escapar de la sombra artística de su padre, de la de Kandisky y de la de otros grandes pintores rusos impresionistas reunidos en Alemania en torno a ellos como Paul Klee y Lyonel Feininger (conocidos todos como los  «Cuatro azules»). Y lo consiguió, vaya que si lo consiguió, esta exposición da buena muestra de ello. Vamos por partes.

La exposición esta dividida en dos parte bien diferenciadas, una para cada uno de los Jawlensky. Empieza por Alexéi, siendo esta parte mas amplia y elaborada precisamente por que fue mas importante y tuvo mas influencia sobre otros pintores. Planteada de forma cronológica, junto a las obras de Alexéi hay obras de los pintores que en cada época fue influyente en su obra. Así empieza obras de su aprendizaje en Rusia, donde nació de familia noble aprendiendo de Iia Repin, Kostantin Korovin y Dimitri Kardovski del que se exponen algunas obras interesantes. Estos primeros cuadros son realistas derivando poco a poco en el impresionismo para acabar en el expresionismo. Llamo a la atención a fijarse en sus cabezas de mujer, sus colecciones de retratos femeninos porque durante toda su vida fue trasformando estos retratos buscando luz el color… y el misticismo. De hecho algunas de sus obras mas famosas son las «Cabezas místicas» por lo que recomiendo que desde el principio el visitante se vaya fijando en los retratos femeninos y como cambian a lo largo de su vida.

La parte de Alexéi muestra muchas obras interesantes de su llegada a Alemania, como el de «Andres y Katia» que es impresionismo puro, con trazos gruesos muy empastados creando la imagen. Otro que me ha gustado de esta parte mas impresionista es «Naturaleza muerta con samovar» donde tienes que esforzarte para encontrar la imagen si te acercas demasiado pero aparece muy nítida en la distancia. Prepararos cuando veáis dos preciosos cuadros invernales de Ígor Grabar, un amigo y colaborador de Alexéi porque tras estos empiezan las «Cabezas místicas» . Se anuncia con una primera cabeza de San Juan pero después empiezan varias sin nombre, con un estilo cada vez mas hacia el surrealismo pero con un color muy contrastado pero a la vez muy equilibrado. Dicen que Alexéi conoció y admiro a los fauvistas en un viaje a Francia unos meses y desde lego esta pintura recuerda en algunos aspectos a este estilo.

Las cabezas místicas van evolucionado en esta exposición (y en su vida) hasta las «Cabezas abstractas» y son geniales. Hay una pared con cuatro retratos abstractos, variantes unos de otros de esos para quedarse un buen rato mirando.Me sigue pareciendo increíble hacer una cara bella a base de unos pocos trazos y polígonos de color. Hay un de ellos, mas blanco que los demás titulado «Rostro del Salvador» que según lo que he leído es de una serie muy valorada tanto artística como económicamente. Y la verdad es que es un rostro simplificado al máximo, no se puede dar mas con menos pintura. Alexéi intentaba en esta época hacer variantes modernas de los iconos rusos y están son su versiones que rompieron moldes e iniciaron algunos nuevos caminos en la pintura. Por lo leído es muy importante pero aconsejo venid a verlo porque son increíbles en vivo y en directo.

La segunda arte de la exposición es la de Andreas Jawlensky, hijo de Alexéi y con una vida muy azarosa. Para empezar, su madre era un criada de la familia Jawlensky que quedo embarazada con 16 años en un visita de Alexéi a Rusia. El padre asume el embarazo y acabaría casándose con la madre  pero en los primeros años lo presentaba como su sobrino por que podría haber tenido problemas legales aunque lo cuidaba como su hijo. Niño prodigio rodeado de artistas como Kandisky su padre le enseño a pintar al oleo desde que tenia 4 años y con 12 expusieron juntos en una colectiva con  otros pintores rusos en Alemania. Curiosamente eso fue hace justamente 100 años, en 1917 y o a vuelto a ocurrir una exposición de padre hijo hasta la actual de Málaga 100 años después. Y de aquí viajara a exponerse a San Petersburgo (esto es una apuesta por nuestra ciudad y lo demás es charlatanería).

Tengo que decir que la parte de Andreas me ha gustado mucho mas que la del padre en un primer vistazo. Porque tras unos primeros cuadros tipo impresionistas la sala se llena de color, trazos gruesos, paisajes irreales y fantásticos. Cuadros y cuadros pintado por un hombre que parece enamorado de la vida, de las flores, del agua y los atardeceres…. Pero os daré un dato, mirad la fecha de esos cuadros que estallan de color porque Andreas estuvo preso en una cárcel militar rusa desde 1945 al 1955  y todos esos cuadros son de  después de su liberación. Alistado en el ejercito nazi como traductor de ruso, fue a la campaña contra Rusia donde fue capturado y encerrado diez años, en un  paréntesis que parece educaron su gusto por la luz, el color y los  espacios libres.

Entre los cuadros que mas me ha gustado de Andreas esta «Jarrón con Dalias». Lo he fotografiado 10 veces con diferentes parámetros intentando capta el color con la fidelidad y la belleza con la que se ve y no he sido capaz así que id a verlo al museo y no os arrepentiréis. Lo mismo me ha pasado con «En el parque de San Materno», un paisaje con los tres planos clásicos de la pintura tradicional pero con un trazo post-impresionista y un color que solo quien ha sufrido una época de su  vida en blanco y negro es capaz de crear. Hasta un cuadro nocturno de la ciudad de  Lacarno en suiza, donde acaba residiendo tiene mas color que muchos cuadros diurnos de otros pintores. Toda la sala de Andreas es para estar un buen rato disfrutando de colores que parecen salir de los cuadros, con belleza sobre belleza. Y aunque no hablare de un favorito hay uno casi al final titulado «Día de ensueño, Lago Zug» con una par de rosas en primer plano, mientras pierdes la vista en un atardecer sobre un lago que me ha dejado un agradable sabor de boca en el corazón.

Terminare agradeciendo al personal de Sala del Museo Ruso que como siempre a pocos días de empezada la exposición ya te dan algunas indicaciones precisas, te explican algún detalle extra si les preguntas y se desdoblan de sala en sala para que cuando hay mucha gente nadie le de un golpe a un cuadro sin querer. Una suerte tener un Museo como este en Málaga con una agenda de exposiciones planificada claramente con mucho tiempo de antelación  y con una lógica predeterminada que año a año vamos descubriendo. Deberían aprender mas de uno…