Hace tiempo que sabia que la exposición anual 2018 de la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo de Málaga versaba sobre el arte del «Realismo socialista». Estaba deseando que pasaran los meses para verla por una razón muy sencilla: no hay forma de ver obras de realismo socialista de calidad si no es viajando a la misma Rusia. A poco que viajes un poco puedes ver fácilmente renacimiento, barroco, cubismo… pero ¿realismo socialista? No se ve realismo socialista fuera de los países ex-URSS. Y ahora se expone en Málaga una selección bien ordenada, organizada y de alto nivel de lo que significó un tipo de arte, que no por ser oficial y servil a un régimen es menos interesante. Y me ha encantado. La nueva exposición no solo ha cubierto con creces mis ganas de ver este estilo tan especial y específico, si no que como suele ser habitual en este museo, me ha enseñado y cambiado mi percepción de esa parte de la historia de Rusia a través de su arte. La increíble forma de exponer de este museo y su fondo casi ilimitado de obras crean exposiciones muy intensas e interesantes, con un nivel solo vistos en las grandes capitales culturales… como Málaga.
«Radiante porvenir» que es como realmente se llama esta exposición de arte socialista, muestra el arte desarrollado en Rusia entre los años 1930 a 1950. ¿Porque esas fechas tan concretas? Pues porque es la época del régimen totalitario de Stalin, donde todos los artistas vanguardistas rusos tan importantes e interesantes de principio de siglo (como Kandisky, Chagal o Malevich) fueron ninguneados sistemáticamente cuando no encarcelados para ser reeducados. El arte queda en mano de artistas rusos más «académicos» que cultivan el arte figurativo, fácil de entender para el pueblo y con el que mandar mensajes claros y directos ¿Publicidad en vez de arte? Pues no exactamente y eso es lo que me ha encantado de esta exposición, que explican que no era publicidad pura y dura si no que buscaban mostrar los logros que se iban consiguiendo y lo que sería el futuro cuando el socialismo llegará a la plenitud. Buscaban de forma épica y grandiosa mostrar el avance que se iba realizando en la industria, la agricultura o la carrera espacial. Los obreros existían y eran así de guapos y fuertes, las científicas existían y participaban de los laboratorios y los soldados ganaban guerras… pero solo era una parte de la realidad. Una media verdad porque estaba prohibido explicar errores, fracasos o la represión.
El arte al servicio del poder, con un estilo pictórico anterior al impresionismo donde grandes obras de arte seguían jugando con la luz, las perspectivas, los trazos modernos y los puntos de fuga imposibles. Pero toda obra estaba llena de simbología y mensaje socialista, mensaje con el que comulgaban muchos artistas que se esforzaron por conseguir obras impresionantes, bellas y con ese estilo que es realismo pero de poco detalle, muy de grandes trazos y grandes rasgos. Eso si, lo líderes como Lenin o Stalin eran retratados como semidioses… de hecho hay un cuadro que copia la composición y posturas de los personajes de «La sagrada cena» de Leonardo Da Vinci. Aunque en ese cuadro (que ha venido a esta exposición) Stalin es Jesucristo y todos los discípulos son mujeres, tomado de una situación real con personajes reales. Decir que solo era publicidad es simplificar demasiado.
La exposición tiene 7 partes bien diferenciadas y bien organizadas como es sello de identidad de este museo. Explicare algunas de las obras que más me han gustado para como siempre intentar picar el gusanillo de ir a descubrir la exposición a todos los que me lea. Pero antes de nada quiero que sepáis que lo más chulo de esta exposición es el ambiente que han creado.
Se ha creado un ambiente que te envuelve como supongo que te envolvía todo este arte que llegaba a todos los rincones del estado. En algunas salas hay radios donde suena música rusa o grandes discurso de Lenin o Stalin. Han puesto banderas con lemas y proclamas por muchos sitios de paso, sobre las puertas o cuando cambias de sala. Hay muebles y tribunas con altavoces usados por Lenin y figuras de hierro o piedra distribuidas de forma estratégica. Incluso periódicos de la época en un escritorio con literatura oficial. Aunque evidentemente estas entre las paredes cuadradas de un museo, la atmósfera de «todo por la patria» en cada rincón de esta exposición provoca un ambiente muy efectivo y envolvente. Y la primera sala roja, roja como la ideología que dio a luz a este estilo de arte. Desde luego el comisariado esta vez ha estado de sobresaliente para arriba….
La primera parte se llama «Lideres» y está dedicada a Lenin y Stalin con el culto a la imagen que es muy diferente en cada caso. Lenin aparece como un intelectual y Stalin como un dirigente poderoso pero es la sala de Lenin la que más me ha gustado a nivel de arte. Me ha encantado una «Estatua de Lenin» en piedra roja con un acabado y una pose increíble con mirada al horizonte y un paso adelante. Muy sutil pero muy claro el mensaje, igual de sutil y claro el mensaje de «En el V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Londres», un congreso donde estaban bolcheviques y mencheviques (los mencheviques acabaron perdiendo poder frente a los bolcheviques). En el están muy calmados y dialogando Lenin, Gorki y Stalin mientras que los mencheviques están tirándose los trastos a la cabeza, discutiendo de forma agresiva. Que nadie se pierda en la zona de Stalin una pequeña sala donde se ha reproducido lo que podría ser un despacho de un dirigente de pueblo de la época, con proclamas, periódicos, libros «oficiales», un busto grande y basto de Lenin… Es fenomenal esta exposición.
Le sigue la zona «El hombre nuevo», un pasillo de transito con muchas mujeres sonrientes, intelectuales, políticas y campesinas con reuniones y gente feliz cantando. Un precioso cuadro con una mujer rubia vestida al estilo europeo comparte protagonismo y abrazo con una mujer de piel morena al estilo oriental. El cuadro se llama «Delegadas» y el mensaje de pueblos unidos con mujeres protagonistas de la política es claro…. y además el cuadro es bellisimo.
Es el futuro que ya era presente y que da entrada a la zona «Para la felicidad del pueblo», uno de los espacios mas potentes e interesantes de la exposición aunque sea pequeña en numero de obras. En esta zona es donde mas se ve el poder que Stalin y lo que quería representar, pues hay cuadros gigantes donde el dictador está reunido haciendo grandes acuerdos históricos. Desde los acuerdos con China a reuniones con campesinos y obreros, siempre se le ve bien iluminado, sonriente y reconciliador. En esta zona está el cuadro «Líder, maestro y amigo» donde las personas son un reflejo en poses y actitudes de «La última cena» de Leonardo Da Vinci.
Muy destacado en esta zona es el cuadro mas grande que ha venido a este museo y uno de los más grandes que he visto nunca (6 metros de largo). Se llama «Sesión del presidium de la Academia de las Ciencias de la Unión Soviética» y aunque dirigió su elaboración Vasili Yekanov está firmado por al menos 6 artistas con un resultado que parece por una sola mano. En él una reunión de eruditos discuten un proyecto en torno a varias mesas. La luz de los ventanales del fondo ilumina a las mujeres, muy atrás pero muy en el centro y bien iluminadas. Viejos científicos con bonete dan paso a jóvenes de chaqueta y corbata, la nueva Rusia. Y todo presidido por un gran busto de Stalin y Lenin. Curioso el detalle de que están sentados en sillas imperiales pues la ciencia y la tecnología en reunión son el nuevo poder del pueblo. Quedaros un rato mirando los detalles porque no tiene desperdicio, hasta el te que beben es rojo. Una reunión con un punto de fuga y una realidad pictórica increíble (incluida la luz) con mil pequeños detalles ideológicos. Es el Realismo Socialista en una magnifica exposición del que solo estoy contando una pequeñísima parte.
Sera el trabajo el centro de la siguiente zona que ademas es artisticamente una de las que mas me han gustado. Se llama «Trabajar por el futuro» y comienza suave, en un pasillo con cuadros de obreros y campesinos reunidos organizando el trabajo o repartiéndose las tareas. Con muebles de la época y hasta un púlpito con altavoces incorporado de los que usaba Stalin en sus discursos ambientan perfectamente los equipos de trabajo y organización. Pero es al final del todo, en una sala cuadrada de color azul donde se desborda el arte y que me ha tenido más de un hora entretenido. Es una sala dedicada a los trabajadores, a las fundiciones de acero, los campesinos y la revolución industrial y agrícola que emprendió el stalinismo. En el centro de la sala el boceto en bronce de «Obrero y koljosiana» de la artista Vera Mujina. La estatua final mediría 35 metros incluido el pedestal y estaba coronando el pabellón Ruso de la Exposición Universal de 1937 (que casualmente estaba justo enfrente de pabellón alemán nazi). En ella un obrero y una campesina, igualados, al estilo de «La libertad guiando el pueblo» de Delacroix empuñan enérgicos una hoz y un martillo mientras marchan triunfantes contra el viento. ¿Se me nota mucho que me ha encantado? Aunque realista el estilo es muy modernista e incluso yo diría expresionista. Y si queréis realismo buscad el «Retrato del trabajador de choque I.I. Guriat» de Vasili Zverev , mirad su mirada altiva, mirad las arrugas de su cara y su pose. Mirad el trazo del pincel…no diré nada más.
No podía faltar una zona dedicada a «Deportes» donde destacaron tanto los rusos de la época stalinista. Destacar la obra «Corredores» de Aleksandr Deineka porque fue uno de los pintores más importantes y destacados del Estilo Socialista. Este cuadro es un ejemplo de su trabajo siempre muy esquemático, con pocos detalles pero muy dinámico, con mucho movimiento. Colores apagados, algo planos pero donde la fuerza y la sutil estrella roja en todos los pantalones de los atletas mandan el mensaje. Hay varios cuadros de Deineka en esta exposición y os propongo que los busquéis porque si los veis en conjunto descubriréis todas las claves artísticas del estilo del realismo socialista que es el que trata esta exposición.
Cuando llegue a al sala de los deportes y vi que aun quedaban dos o tres salas mas me quede un poco sorprendido ¿y ahora que? Ya hemos recorridos los líderes, el ideal del hombre nuevo, los trabajadores y los deportes. No queda nada importante de lo que pudieran hablar los artistas… se me había olvidado la II Guerra Mundial y las postguerra. Y tengo que reconocer que artísticamente hablando el final de esta exposición es apoteósico. «La gran guerra patriótica» está llena de cuadros potentes, emocionales, cruentos y piadosos como son las guerras. A nadie se le va a escapara un cuadro superenorme titulado «El asalto de Sebastopol», pero pararos un momento a ver las claves de «propaganda» . Los rusos están avanzando, limpios, con los fusiles en alto y con las guerreras perfectamente abotonadas. Los alemanes están todos con el cuerpo hacia atrás, sucios, mal iluminados y algunos con la guerrera abierta viéndose la camiseta … La ciudad al fondo completamente destruida pero con un mar muy azul y una iluminación sobre los soldados rusos iguales al fondo azul. Es una maravilla en la técnica y la sutileza de los mensajes.
Nada sutil parece «El as derribado» (otro de los cuadros de Deineka de esta exposición) donde un aviador alemán cae del cielo sobre unas vigas de acero que lo van a destrozar seguro. Nada sutil como digo, pero hay un mensaje oculto, porque acero en alemán se dice… Stalin. Un detalle que no está en el catálogo, ni en la ficha técnica del cuadro y que se lo debo a una de las auxiliares de sala del museo. Soy un enamorado del personal de sala de los museos de málaga, porque cuando esta la cosa tranquila si les preguntas descubres que saben mil detalles de las obras pues escuchan a todos los guías de Málaga explicar en sus salas. Y además en este museo son encantadoras y encantadores.
Terminaré esta sala con dos cuadros del mismo autor con una composición y enfoque supermodernos yo diría incluso muy fotograficos . Me refiero a los cuadros «Carretera en la línea del frente» y «Estación de ferrocarril en otoño» , ambos de Yuri Pímenov. En el caso del primero hay un primerísimo plano desde atrás de una conductora que te mete en el cuadro como si fueras alguien que viaja en el coche. Muy escorada, la imagen sigue con líneas de fuga que termina en una «S», como marcan las academias de pintura que se debe pintar para dar profundidad a una obra, suavidad y equilibrio… roto por ese primerísimo plano. Moderno y clásico como la mujer que está en la estación del ferrocarril volviendo de la guerra con una botella de leche en su mochila. Un cuadro triste en la que la protagonista da la espalda al espacio vacío y gris y donde de nuevo son los puntos de fuga los que hacen el cuadro profundo. De espalda al gris, de espalda a la nieve, de espalda al pasado. me encanta este cuadro a pesar de lo triste que es.
La exposición termina con la sala «Después de la guerra» con cuadros optimistas y alegres que vuelven a mirar al futuro, al progreso y a la paz. Y aunque puede que no sea el mejor cuadro de la exposición me ha conmovido mucho el cuadro «Regreso» de Lidia Frolova-Bagreieva donde un oficial de marina recién regresado de la guerra abraza a su hijo frente a una ventana llena de luz. El cuadro es muy dulce, sencillo en elementos, muy silencioso y estéticamente bastante esquemático (me ha recordado el estilo de E. Hopper). La pintora tuvo a su marido marino en la guerra y esté regreso, no es inventado sino reflejo de la realidad, una realidad que miraban de nuevo al futuro y del que esperaban prosperidad y progreso.
Terminaré diciendo que creo que esta exposición es una apuesta valiente por parte del Museo Ruso de San Petersburgo. La carga ideológica de este estilo artístico aún está muy presente en nuestros días y la historia que tiene detrás aún es objeto de debates y controversias. Pero es historia, parte de la historia de Rusia y la están contando desde el arte, que es la mejor forma de conocer la historia. Es un lujo contar con un museo como este en nuestra ciudad de Málaga.
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