Pocos artistas han mezclado tanto su vida personal con su arte como Pablo Picasso. Puedes saber en que fecha ha realizado la mayor parte de sus cuadros con solo mirar lo que representa, sobre todo si representa a una mujer. Experimenta y experimenta con técnicas, materiales y estilos diferentes, pero los temas que usa para sus obras son los que tiene a mano, los de su propia vida. Ocurre con las corridas de toros, que nunca las representa cuando esta en París (que no había corrida de toros), pero cuando baja a Barcelona o al sur de Francia se empacha de tauromaquias. Le ocurre con los paisajes que siempre son del lugar en los que vive en cada momento. Pero sobre todo le ocurre con las mujeres a las que ama, tema esencial de su obra y un verdadero motor de su creatividad.
Picasso representa a sus parejas , dulces y sensuales cuando se enamora de ellas y las desnuda y transforma en verdaderos monstruos cuando ya no calientan su cama. En cada época un estilo artístico diferente y diferentes técnicas, pero los temas van paralelo a su vida personal. Fernandine y Eva son estilo cubista, Dora Mar y Marie-Thérèse son surrealista y Olga Khokhloba… Olga lo fue todo. Olga fue pintada por Picasso en estilo clásica, surrealista, cubista… y hasta una mezcla de todas ellas. Olga fue la mujer que mas influyo en su arte, la primera mujer con la que se casó y la mujer con la que tuvo su primer hijo. Y ahora el Museo Picasso de Málaga dedica una exposición monográfica a Olga Picasso, que no solo no evita separar el arte de la vida personal, si no que los mezcla, los agita y revuelve convirtiéndolo en lo mismo. Y lo hace basándose en un baúl, el baúl de la abuela Olga… deja que te lo cuente que es una exposición muy especial.
«Olga Picasso» es una exposición muy singular y diferente (aunque en el Museo Picasso de Málaga últimamente todas las exposiciones suelen ser singulares y diferentes) porque tiene mucho de personal. Me refiero a que este museo malagueño basa su colección en las obras de Picasso que aporta la fundación FABA, que para que nos entendamos son los herederos de Olga Picasso (con su nieto Bernard a la cabeza). Y ha sido Bernard Ruiz-Picasso el que relata que desde siempre han tenido en su casa un baúl lleno de recuerdos de la abuela Olga. Un baúl lleno de fotografías, cuadernitos de dibujo, zapatillas de ballet y cartas, muchas cartas. Cartas en francés y ruso que nunca se tradujeron hasta que Bernad Ruiz-Picasso lo ha hecho, descubriendo a la vez a su abuela y la vida intima del genio malagueño, en una de las épocas mas felices y productivas de toda su vida. Esta es la exposición, el contenido de ese baúl y las conclusiones de analizar esos objetos personales de su abuela. Todo contextualizado con algunas de las mejores obras de Picasso de todos los tiempos. Olga (y su hijo Paulo) en la obra de Picasso y Picasso en la vida de Olga. Una maravilla.
Como es de esperar lo primero que nos encontramos en la exposición es el baúl. Y tras él, la historia de Olga Khokhlova, una aristócrata rusa que decidió meterse a bailarina y en eso estaba cuando conoció a Picasso en Italia en 1917. El malagueño se enamoro hasta la médula de ella, pintándola una y otra vez de forma compulsiva como en el famoso «Retrato de Olga en un sillón», cuyo original podemos ver muy cerca del baúl. Y se la ve triste… Esta primera zona de la exposición esta llena de fotos de la pareja nunca vistas, desde fotos para el carnet de identidad a dibujos de Picasso de Olga con las demás bailarinas del Ballet ruso en el que participaba. Incluyendo un retrato de «Olga con mantilla» que le envió Picasso a su madre para que conociera a su futura nuera . Eso si, como no tenían una mantilla a mano, le puso el mantel de una mesa camilla que lo parecía… las cosas de Picasso.
Le sigue una sala muy interesante que han llamado «Melancolía» porque Picasso pintaba a Olga frecuentemente muy seria, leyendo cartas y como pensando en cosas no demasiado alegres. Siempre ha extrañado esta forma de representarla cuando al ver películas y fotografías de ella en publico parecía muy alegre y feliz. Precisamente es uno de los descubrimientos de esta exposición ya las cartas escritas en ruso de Olga a su familia rusa, que hasta ahora no se habían traducido, tenían la clave. La familia de Olga, aristrocratica y muy rica, acabo pobre y desahuciada tras la revolución rusa, desapareciendo su padre y pasando muchas penalidades su madre y hermanos. En casa, Olga leía y releía esas tristes cartas de su familia contando desgracias y hambre, mientras en publico disfrutaba del éxito de Picasso y la vida de París.
Melancólica mientras leía las cartas de su familia es como Picasso la veía en casa y así la pintaba. Veremos en esta exposición retratos de Olga de gran formato en todas las técnicas y estilos diferentes (aunque predominando el estilo clásico) unos a carboncillos, otros al oleo y otros en pastel. Diferentes técnicas y estilos pero siempre contándonos la tristeza que el veía cuando Olga leía las cartas que llegaban desde Rusia. Cartas que podemos leer traducidas en las vitrinas de la propia exposición al pie de los retratos. Esta es la maravilla de esta exposición, la vida real y la retratada por Picasso juntas. Vemos las obras y los documentos inéditos que las justifican, armonizando perfectamente unos objetos con otros, incluso contagiándonos de esa melancolía al leer algunas de las cartas traducidas. Buscad la obra «Olga con cuello de piel» (uno de los diez que hizo en esta época del mismo tema) en la que Picasso emborrona un lienzo con pintura blanca para simular con un pincel con oleo negro un retrato a lápiz… y ahora lee la carta a sus pies… evita llorar que estas en un museo. Una forma muy especial y única de exponer la obra de Picasso y la vida de Olga.
El resto de la exposición sigue la misma linea de obras y documentos que las justifican. La maternidad de Olga (o debería decir la paternidad de Picasso qu es lo que el retrata realmente) es otras de las salas que más me han gustado. Sobre todo porque esta expuesto un cuadro que Picasso realiza a las dos semanas de nacer su hijo Paulo y que retrata, como pocas obras que conozco, lo que siento un padre al nacer un hijo. Ya escribí sobre esta obra titulada «Maternidad» hace unos años en este mismo blog, obra en la que esta «escondido» el padre… Sala que se complementa muy bien con la dedicada a Paulo, al que mas represento de forma profusa en su obra (padre de Bernard Ruiz-Picasso). Una zona llena de libretas de dibujo, que personalmente me encantan, así como fotos muy personales con Paulo disfrazado o fotos de «fotomaton» haciendo el tonto con su madre. Y de nuevo obras de las mas importantes de su producción como Paulo disfrazado de arlequín o la que esta montada en un burrito. Un Picasso feliz que vuelve al tema del circo de su periodo azul-rosa, pero esta vez sin enanos deformes y comidas frugales.
Todo esto está en la primera planta de la exposición, con una Olga bella (aunque melancólica) y dulce junto a la felicidad de la paternidad. Pero a Picasso no le duro mucho el amor por Olga… y lo demostró en su obra. En 1925 se dice que dejo de soñar con Olga y un par de años después, ademas se enamoró de una nueva musa: Marie-Thérèse. Un amor que llevo en secreto porque ademas de que era treinta años mas joven que él, Marie-Thérèse apenas había cumplido los 18 años cuando iniciaron la relación. Y Picasso lo contó en su obra pero no de cualquier manera, lo mostró de una forma brutal y en el Museo Picasso de Málaga no lo ha escondido, todo lo contrario. Así que nada mas empezar la segunda planta hay dos cuadros enfrentados, ambos de una mujer en un sillón rojo. En uno una mujer monstruosa, deformada, con dientes de fiera. En el otro una mujer llena de deliciosas curvas, de proporciones armónicas y colores cálidos… pero con el rostro borrado en el que solo se adivina una corta melena rubia.
El resto de esta planta baja de la exposición, recalca una y otra vez en esa dualidad que Picasso tuvo durante varios años hasta que en 1935 se separa definitivamente de Olga, al enterarse esta que Marie-Thérèse estaba embarazada. Años en los que pintaba unas bañistas bellas, sensuales y llenas de curvas junto a una bañista-monstruo de perfiles rectos y bruscos. Años en los que deja de ser el toro bravo, noble y puro para ser el minotauro violento y trasgresor símbolo de lujuria y vicios. Años de representar al pintor en su refugio (el estudio) como un paraíso donde se mezcla y entrelaza con su modelo, como dos cuerpos haciendo el amor durante un tiempo sin fin. Para luego pintar la lucha entre el toro (masculinos) y el caballo (femenino) con victoria por parte del toro que acaba matando al caballo o a un torero que en esa época es torera. Todo esto con algunos de los cuadros que siempre hemos visto en los libros de Picasso como obras emblemáticas y que ahora podemos ver en vivo y en directo en una exposición de un nivel de rango internacional.
En definitiva una exposición muy recomendable, con la vida intima de Picasso y su obra publica entrelazadas de una manera sublimen por el Museo Picasso de Málaga. Una exposición donde conocer al hombre a través de los ojos de una de sus mujeres mas emblemáticas, mientras admiras al artista en una de sus épocas mas fértiles y productivas. No terminare sin recomendar el magnifico catalogo de la exposición y las visitas gratuitas (pagando el precio de la entrada) que hay todos los sábados a las 12 h. Conocer a Pablo Picasso es enamorarse de Pablo Picasso… para bien y para mal.